Bello bello bello,
Tengo todo cuanto quiero
Tengo el fuego de constelaciones extintas hace milenios.
Y el riesgo brevísimo —¿qué fue? pasó— de tantas estrellas candentes.
La aurora se apaga,
Y guardo las lágrimas más puras de la aurora.
El día llega, y día adentro
Continúo poseyendo el gran secreto de la noche.
Bello bello bello
Tengo todo cuanto quiero
No quiero el éxtasis ni los tormentos.
No quiero lo que la tierra sólo da con trabajo.
Las dádivas de los ángeles son inaprovechables:
Los ángeles no comprenden a los hombres.
No quiero amar,
No quiero ser amado.
No quiero combatir,
No quiero ser soldado.
— Quiero la delicia de poder sentir las cosas más simples.
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