
Me da igual lo que piensen quienes odian todo lo que viene de Estados Unidos. Cuando llega el verano y todo Barcelona excepto el centro se convierte en un desierto, y tengo que caminar kilómetros para encontrar un quiosco donde comprar el periódico, y las viejecitas me paran en la calle para preguntarme dónde pueden comprar el periódico y dónde pueden ir a comer un croissant y tomar un café, y cuando todo el mundo cierra y ni se molesta en poner un letrero con información en la puerta, o abre y cierra al tuntún, un día sí, otro no -¡qué lejos, que lejísimos está Barcelona de ser una metrópolis como Londres, París o Nueva York!-, cuando todo eso sucede, nos quedan esos pequeños oasis llamados Starbucks Coffee, con café, con donuts y croissants y muffins de todo tipo, con los periódicos del día, con mesas para trabajar, sofás para leer novelas, música bajita y camareros amables -¿les obligan a ser amables?, ¿es política de la empresa?; me da igual: lo son-, siempre abiertos.
5 comments:
Y hoy me voy a comer a un chino, que también son los únicos que abren.
solo para no dejar tu comentario solito...
y el Mc Donald's no estaba abierto?
hihih
y los chinos trabajan muchisimo, verdad?
Sí, los chicos nunca paran.
Y McDonald's... sólo dos veces al año. Más hace daño.
Post a Comment