Wednesday, December 12, 2007

Niemeyer 100

Siempre me han gustado las obras de Oscar Niemeyer, aunque todavía no haya visto de cerca ninguna —sólo de lejos, de muy lejos, desde el Pão de Açúcar, el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói. Y me convertí en admirador del personaje cuando lo vi en un documental en televisión. Me dejó fascinado el modo en que dibujaba curvas, la levedad con que dibujaba curvas en grandes hojas blancas colocadas sobre un atril, en su apartamento de Copacabana. Iba vestido totalmente de blanco, y al tiempo que dibujaba charlaba con voz tranquila y lleno de entusiasmo, de espaldas al entrevistador. Era optimista a pesar de todo, y creo recordar que se refirió mucho a la esperanza que representaban para él los jóvenes. Niemeyer cumple mañana 100 años y continúa trabajando.


Sobre arte y arquitectura

No es el ángulo recto el que me atrae.
Ni la línea recta, dura, inflexible,
creada por el hombre.
Lo que me atrae es la curva libre y sensual.
La curva que encuentro en las montañas
de mi país,
en el curso sinuoso de sus ríos,
en las olas del mar,
en las nubes del cielo,
en el cuerpo de la mujer preferida.
De curvas está hecho todo el Universo.
El universo curvo de Einstein.


Teatro Popular de Niterói, inaugurado este año.

De un trazo nace la arquitectura. Y cuando éste es bonito y crea sorpresa, ésta puede alcanzar, si es bien conducida, el nivel superior de una obra de arte.

La monumentalidad nunca me atemoriza cuando un tema más fuerte la justifica. Al fin y al cabo, lo que ha quedado de la arquitectura han sido las obras monumentales, las que definen el tiempo y la evolución de la técnica. Las que, justas o no desde el punto de vista social, todavía nos conmueven. (...) La belleza imponiéndose a la sensibilidad del hombre.

He buscado la forma nueva y creadora que el hormigón armado sugiere. Descubrirla, multiplicarla, usarla con la técnica más avanzada, crear el espectáculo arquitectónico.

Cuando una forma crea belleza tiene en la belleza su propia justificación.


Edificio Copan, São Paulo.

Ese momento de inspiración surge solamente cuando una idea se impone como raíz de una solución buscada. Lo tuvo Le Corbusier cuando creó el gran arco del proyecto Centrosoyus de Moscú; Picasso, dibujando los croquis del Guernica; Einstein, con la teoría de la relatividad; Manuel Bandeira, al terminar de forma tan bonita sus versos sobre la muerte —"Encontrará labrado el campo, la casa limpia, la mesa puesta, con cada cosa en su lugar".

A quien iba a Brasília le preguntaba si había visto el Congreso Nacional, y luego si le había gustado, si creía que el proyecto era bueno. Por supuesto, podía haberle gustado o no, pero nunca podía decir que ya había visto algo parecido.

Estoy convencido de que un arquitecto no debe limitarse a aprender su trabajo. Debe tener una cultura general, leer a los clásicos, a los escritores contemporáneos, para conocer mejor su ambiente cultural. (...) Siempre he pensado que un arquitecto de talento debe saber dibujar y escribir. No podrá hacer nada grande o bello si no posee esas dos cualidades. La tercera es la imagen; luego, la negación de las reglas.


Complejo de piscinas de Potsdam, Alemania.

No lo sé... Todos mis proyectos han sido hechos con el mayor interés. Pero el proyecto que estoy dibujando para Avilés, en España, tal vez sea uno de los que más me gustan.

Evito juzgar los trabajos de otros arquitectos. Cada uno tiene su arquitectura —debe hacer siempre lo que le gusta, y no aquello que a otros les gustaría que hiciera. De la arquitectura de hoy, lo que me espanta, en términos negativos, es un cierto gusto por la exibición de materiales constructivos más caros.

En la literatura actual, me gusta el predominio de un lenguaje simple, casi oral. Respecto a las artes plásticas... Lo que debe caracterizar una obra de arte es el espanto, la emoción que provoca, y eso yo lo encuentro en muchos artistas contemporáneos.


Oscar Niemeyer en su despacho (curvas al fondo).


Sobre política

Siempre dije en mis conferencias que no daba a la arquitectura mayor importancia, y no había ningún menosprecio en esas palabras. La comparaba a otras cosas ligadas a la vida y al hombre, me refería a la lucha política, a la colaboración que todos debemos a la sociedad, a nuestros hermanos más desfavorecidos. ¿Qué hay de comparable a la lucha por un mundo mejor, sin clases, todos iguales? (...) Es necesario protestar contra la miseria, las injusticias, las desigualdades.

No soy pesimista, soy realista. No quiero ser desagradable y hablar de la vida con el desprecio que ésta merece. Recordar la miseria, la violencia, que crecen por todas partes, y ese futuro sin solución que el destino nos impone. Prefiero pensar que un día la vida será más justa, que los hombres no se mirarán buscándose defectos unos a otros, como tantas veces sucede. Que, al contrario, habrá siempre la idea de que en todos hay un lado bueno, una determinada cualidad a destacar (Lenin decía que un 10% de cualidades ya serían suficientes). Ese día, será con placer que uno procurará ayudar al otro. Prevalecerá la solidaridad —que no existe todavía de un modo general.

En Bolivia y Venezuela el pueblo se está dando cuenta de que puede recibir más apoyo en su lucha contra la pobreza y la discriminación injustificables que el capitalismo ha esparcido por doquier.

Nunca me he callado. Nunca he escondido mi posición de comunista. Los más comprensivos que me conocen como arquitecto saben de mi posición ideológica. Piensan que estoy equivocado y yo pienso lo mismo de ellos. No permito que ninguna ideología interfiera en mis amistades.


Edificio del Congreso, Brasilia.


Sobre Brasil

Me gusta mí país; sus grandezas y miserias; Río, sus playas y montañas; los cariocas, tranquilos y desinhibidos, como si la vida fuera justa y ellos la disfrutaran sin discriminación. ¡Cómo me gusta este inmenso país! El Norte y el Sur. Los más abandonados que huyen de la sequía, sin casa ni comida, marcados por la desesperación; mis hermanos favelados, que ocupan los cerros con sus revueltas. Cómo intento disculparlos cuando la vida los transforma y la justicia de los hombres los cerca, implacable.

El de hoy es un Brasil seguramente más consciente de la urgencia de combatir, con mayor vigor, las más graves desigualdades sociales.

El gobierno de Lula ha estado a favor del pueblo, contra la miseria, la violencia y, principalmente, contra el intervencionismo norteamericano en este país.


Museo Oscar Niemeyer, Curitiba.

(Opiniones extraídas de una entrevista concedida a la Folha de S. Paulo el domingo 9 de diciembre y del sitio web del arquitecto. Fotos de Folha Imagem.)

PS: A mí también me atraen las curvas.

2 comments:

Unknown said...

me encantó!

Esteban Hernández, estudiante de arquitectura.

Unknown said...

Diseñando estudio