Saturday, October 13, 2007

Una mirada extranjera a la orilla del río Guaíba

Podría haber escrito este artículo yo. Quiero decir: debería haber escrito algo parecido a esto yo. Al fin y al cabo, estoy en Porto Alegre desde hace... ¿dos años y medio?, ¿tres? He escrito poco sobre la ciudad. Para mí, no hay nada tan bonito en Porto Alegre como los viejos almacenes del puerto. O como, en general, la fachada fluvial (vivo en el Centro, ente otras cosas, para estar cerca del río). Y el edificio de Álvaro Siza me deja maravillado cada vez que lo veo desde el coche, yendo a comer a casa de Cristina (tía de Gabriela). Está a la orilla del río. El aaaaancho río. Tan ancho que muchos, a pesar de la decisión final tomada hace unos años por los geógrafos, siguen llamándole lago, lago Guaíba. Me gustan, como a este visitante que sí que escribió un artículo, las calles del centro de la ciudad, que son las más populares, populosas y vitales. Y, como a él, me impresiona la vida cultural de la ciudad. Si Río es la ciudad maravillosa, y São Paulo la ciudad de los negocios (y donde se cuece la política), y Salvador la más musical, Porto Alegre debería ser nombrada capital cultural de Brasil. La Bienal del Mercosur coincidió con el Festival de Teatro; la Bienal continúa, y empieza la Feria del Libro; ciclos de conferencias se solapan unos a otros en las facultades y los centros culturales; ciclos de cine de autor y conciertos gratis se organizan semanalmente en distintos lugares. Y hay saraus literarios (tengo que describir estas fiestas, que creo que ya no existen en Europa, en que profesores, locutores de radio y músicos recitan buenos textos y tocan canciones); y hasta rodas de samba. Quiero escribir más sobre todo esto, pero de momento traduzco lo que dijo este urbanista norteamericano. Leer el reportaje me llenó de ilusión, como si Porto Alegre fuera mi ciudad. (Las fotos, al menos, son mías. Agradezco a Ramon y a Gabriela el haberme enseñado a tirarlas con un poco de gracia.) (Bueno, la de la puesta de sol es de Lúcia, y la del Parque Marinha, de Gabriela -ese día yo no estaba para tirar fotos: fue el primer día que salí del hospital; me subieron al Millenium Flat para que viera lo bonito que es el mundo.)


Una mirada extranjera a la orilla del río Guaíba

Opiniones de Charles B. Duff, responsable de la revitalización del puerto y los barrios históricos de Baltimore, Maryland, recogidas por Clarisa Ciarelli, del periódico Zero Hora.

No había oído hablar de Porto Alegre. Peor para mí. La ciudad es maravillosa. Y, fácilmente, podría serlo todavía más.

Podría tener uno de los paseos más bonitos del mundo. En parte, por la belleza del río Guaíba. Me entusiasmaron el color y la textura del agua, la calidad de la luz en los días claros y en los días nublados; las islas, la orilla opuesta... Otras dos cosas me impresionaron también: la longitud del puerto y la diversidad de ambientes.


Gente reunida para ver la puesta de sol.
La pasarela es una obra de la Bienal de 2005
regalada a la ciudad.


La ciudad podría crear una nueva imagen de sí misma -y a gran escala, no a una escala menor. Para mí, el paseo en cuestión empezaría en la estación central de autobuses, e iría mucho más allá, hasta Vila Assunção, Tristeza e Ipanema. Esto incluye el Centro, la Usina do Gasômetro, el Museo Iberê Camargo y varios espacios y locales públicos para la práctica de deportes. Una gran extensión.


Usina do Gasômetro.

El centro de Porto Alegre es una zona de comercio, y la orla de la ciudad tiene un gran potencial para atraer a turistas y habitantes a bares, restaurantes y tiendas, o, simplemente, a disfrutar de un bonito paseo al lado de aguas bonitas.

Porto Alegre tiene la suerte de poseer esos almacenes históricos en el muelle de la Avenida Mauá. Esos bellos edificios pueden albergar restaurantes y tiendas, y espacios para actividades culturales y de ocio, y la zona a la orilla del río convertirse en el mejor lugar para pasear.


Almacenes del puerto. A la derecha, el muro de la Avenida Mauá.
(El río está al otro lado de los almacenes.)


Al sur del Centro, la orilla puede convertirse en una sucesión de paseos y parques igualmente atractivos. Sería maravilloso que los visitantes del Museo Iberê Camargo -uno de los edificios más bonitos en que he entrado en mi vida- pudieran añadir a la visita un paseo por el río.

El paseo debería ser continuo: lo ideal sería poder caminar o ir en bicicleta desde el Centro hasta Vila Assunção o más lejos, sin salir del paseo público. Eso llevará tiempo para ser realizado, pero vale la pena trabajar en ese sentido.


Parque Marinha, entre el Centro y la zona sur de la ciudad.
(Al fondo, a la izquierda, el estadio del Internacional, "O Beira-Rio".)


El Centro es, por muchos motivos, maravilloso. Me emocioné al caminar en dirección al Mercado Público. Me encantó la densidad y energía de esa zona de comercios. Los portoalegrenses tienen suerte de poder contar con eso. Pero el Centro no ha desarrollado todo su potencial. Obviamente, es menos elegante y próspero de lo que fue, y menos vital de lo que podría ser. Una fachada revitalizada puede ayudarlo a competir incluso con la zona de Moinhos de Vento en términos de restaurantes y cafeterías, tal vez hasta de tiendas. La experiencia de la mayoría de ciudades con fachada marítima revitalizada muestra que las zonas cercanas se vuelven gradualmente más atractivas. El mercado que gira en torno a convenciones y congresos, de tradición en Porto Alegre, sería el primero en notar la mejora.

No conozco la hidrología del río Guaíba, pero en principio no es buena idea que exista un muro entre el Centro y la fachada fluvial. Aunque el muro sea necesario, la gente de Porto Alegre debería hacer todo lo posible para volver el acceso de los peatones a la orilla más fácil.

Por otro lado, la Avenida Mauá es una arteria muy transitada, y el muro puede ser útil para aislar la nueva fachada del ruido del tráfico. Si el muro es necesario, hay que encontrar maneras de volverlo permeable y bonito.


Puesta de sol en el río Guaíba.

Una buena fachada fluvial devolvería al Centro su encanto. Una vez que los visitantes se sientan cómodos, se darán cuenta de que el Centro ya tiene algunos edificios históricos magníficos -teatros, museos, etc.- cerca de agradables plazas -en las que podría haber más y mejores cafeterías.


Bar flotante.

Recorriendo Porto Alegre, quedé asombrado por la enorme vitalidad de la ciudad y, en particular, su vida cultural. El Museo Iberê Camargo es uno de los edificios nuevos más bonitos del mundo, y la combinación del Festival de Teatro y la Bienal del Mercosur es realmente impresionante. Pero Porto Alegre no es conocida. La gente debería venir a Porto Alegre desde Europa y desde América del Norte. Un puerto revitalizado puede ayudar. Puede dar a la ciudad un espacio abierto, una gran sala de estar.


Museo Iberê Camargo, de Álvaro Siza (todavía no inaugurado).

El muelle ha de ser divertido. Las mejores fachadas urbanas son divertidas. Tiendas, restaurantes y cafeterías son importantes, y la atmósfera debe ser familiar. Las autoridades deben evitar una apariencia fría, con aire de centro financiero. Puerto Madero, en Buenos Aires, es un mal ejemplo. Es grande y caro, pero duro y frío. Y es muy difícil llegar a él desde el centro.

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