Tuesday, June 30, 2009

Um irmão em busca de si, parte 3

Lo que más lamento es no haber escrito diarios de mis viajes. Nunca pensé tanto, nunca viví tanto, existí tanto, fui tanto yo mismo, si se puede decir así, como en esos viajes que hice solo y a pie. Ir a pie tiene algo que anima y aviva las ideas. Casi no puedo pensar cuando estoy inmóvil. Es necesario que mi cuerpo se mueva para que mi espíritu lo haga. La vista del campo, la sucesión de aspectos agradables, el aire libre, el gran apetito, la buena salud que adquiero al caminar, la libertad de los albergues, el alejamiento de todo lo que me hace sentir dependiente, de todo lo que me recuerda mi situación, todo eso me desembaraza el alma, me da una mayor audacia de pensar, me pone de un cierto modo dentro de la inmensidad de los seres para combinarlos, escogerlos, apropiarme de ellos a mi voluntad, sin incomodidades y sin recelos. Dispongo, como señor, de la naturaleza entera. Mi corazón, errando de cosa en cosa, se une, se identifica con lo que le agrada, se envuelve de imágenes encantadoras, se embriaga con sentimientos deliciosos.


Uri ya debe de estar llegando a Santiago pero no ha vuelto a escribir. Tal vez tenga llagas también en las manos, de tanto masajear piernas peregrinas. O a lo mejor está tan iluminado, después de tantos días de camino, que no puede expresarse con palabras (el viaje, al fin y al cabo, él lo dijo, es interior). Así que, para continuar la serie de posts sobre la búsqueda de sí, aprovecho para compartir otro fragmento de Rousseau, que escribe mejor que mi hermano (Confissões, Livro quarto). Esta vez en castellano.

2 comments:

uri said...

mamooooooooooon!!!!

Si tot va bé arribo demà a santiago i no, no tinc pas llagues a les mans, és només que esperava a haver arribat per escriure!!!!

I això que el rousseau escriu millor que jo... we'll see

uri pelegrí

Roger said...

Quins cracks! Heu trigat menys d'un mes?

(Dopés?)