Thursday, August 28, 2008

Mis cuatro días en Rio, primera etapa del viaje a Brasil de Uri, Marc y Manu (Parte II, revisada y aumentada)

Día 3, domingo. Ellos, que fueron a dormir pronto, desayunan en el albergue; yo, que me quedé a ver el baloncesto, me despierto demasiado tarde y desayuno un bikini (un misto) en la (probablemente) mejor casa de sucos de Copacabana, en la esquina de Nossa Senhora de Copacabana y Miguel Lemos. Uri y Manu toman un zumo de sandía (melancia); Marc se atreve con el de acerola. Zumos que seguirán tomando los siguientes días (se convierten en unos fanáticos del lugar). (Yo tomo el de kiwi por motivos fisiológicos.)


Uri probando el suco de acerola de Marc; Marc probando
el suco de melancia de Uri (foto de Manu).

Cargados de vitaminas, andamos hasta la playa de Arpoador, entrando por el jardín Garota de Ipanema. Nos acercamos a la Praia do Diabo (donde no se baña nadie), subimos a las rocas de Arpoador y Uri tira un montón de fotos de los surfistas. Y ésta (disimuladamente):


Clicar para ampliar.

Pasamos frente al hotel Arpoador Inn, donde estuve con mis padres en 2006. Bebemos agua de coco para no deshidratarnos, y, ya como auténticos cariocas, seguimos caminando por la playa de Ipanema. Medio Rio está paseando como nosotros, porque es domingo y la avenida Vieira Souto está cerrada al tráfico (de coches: ha ha qué chiste). Admiramos a las chicas, vemos cangas y tangas (Uri y Manu quieren comprar algunas cangas), charlamos, comentamos todo lo que vemos. Hay ganas de meterse en el mar, vamos preparados, en bañador, pero el mar está muy bravo.


Canga sin tanga (foto: anónimo). (Disculpen por los estereotipos.
Además, esta foto ni siquiera es de Rio...)


Llegamos al canal que viene de la Lagoa y divide Ipanema y Leblon (a pesar de estar sucia, a veces hay niños tirándose al agua; hoy no). En la playa de Leblon, pisamos por primera vez la arena. Pero ya no hay posibilidad de bañarse: cerca del morro Dois Irmãos, el cielo está cubierto de nubes. Y la playa se ha ido vaciando.


Favela Chácara do Céu, a la izquierda del morro Dois Irmãos (foto de Uri).

Es la hora de comer. Me acuerdo de que quiero impresionar a los tres fantásticos llevándolos a la churrascaria Porcão, porque 1) nunca han estado en una churrascaria, 2) su viaje seguirá hacia el nordeste, no hacia el sur, donde se come el mejor churrasco, y 3) tengo buenos recuerdos de ese lugar, donde cené (ella dice que almorcé) con Isabel en 2003. Vamos en taxi hasta el Aterro do Flamengo: sigue habiendo gente paseando, y jugando, y ya no hay nubes, aquí brilla el sol (Rio es muy grande). Y yo digo: 1) no nos va a costar más de unos 50 reales a cada uno; y 2) de cualquier modo, llevo la Visa, no os preocupéis. Bien. La realidad será un poco distinta, pero esto me pidió Uri que se lo dejara contar a él, así que le guardo un espacio.


No se reirán tanto después del café.

Para sobreponernos del amago de ataque de nervios, vamos al Fuerte de Copacabana (mismo lugar en que estuve con Bel y Carol, y uno de los preferidos de mis padres), área militar donde se está tranquilito y se pueden tirar fotos a vontade. Hoy la cafetería está llenísima (hay lista de espera), y el museo militar ya está cerrado, así que nos limitamos a pasear por la parte superior del fuerte, acercándonos (con cuidado porque no se ve un pijo) a las cúpulas de los dos cañones (que a mí, de tanto ver y hablar de mujeres, hasta me parecen eróticas). Manu y Uri tiran muchas fotos de Copacabana de noche:


Mar de Copacabana (al fondo, luces de la favela Morro dos Cabritos).

Nos duchamos y ponemos guapos en el albergue (por si acaso), salimos a comer unos petiscos (tapas) y beber unas caipirinhas en la Academia da Cachaça, Leblon (Marc no se termina su segunda, de fresa: demasiados tropezones),... y volvemos a casita. Domingo por la noche parece que en Rio no hay marcha. Y, además, estamos agotados.

PS: Foto poética de Uri: el cielo desde la terraza del albergue:


Clicar para ver las estrellas.

(Continuará.)

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